Bautismo Católico
Los efectos del Bautismo
Para Nosotros
Con frecuencia la gente olvida el hecho de que el bautismo nos da nueva vida - nuevo nacimiento, porque tiene una visión pobre de la gracia que Dios nos da a través del Bautismo, pensando que es un mero símbolo. Pero la Escritura es clara, el bautismo es mucho más que un mero símbolo.
En Hch 2, 38 Pedro nos dice: "Arrepentíos, y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo". Cuando Pablo se convirtió, le fue dicho "Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hch 22,16).
Pedro también dijo, "una vez fueron rebeldes cuando los esperaba la longanimidad de Dios en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual algunos pocos, a saber ocho personas, fueron salvados a través del agua; cuyo antitipo, el bautismo -que consiste, no en la eliminación de la inmundicia de la carne, sino en la demanda a Dios de una buena conciencia- os salva ahora también a vosotros por la resurrección de Jesucristo" (I Pe 3, 20). Así como esas ocho personas se salvaron "a través del agua", lo mismo para los cristianos, "el Bautismo... os salva ahora"! Esto no se hace por la acción física del agua ("consiste no en la eliminación de la inmundicia de la carne"), sino por el poder de la resurrección de Jesucristo, a través de los efectos espirituales del bautismo y de la súplica que hacemos a Dios para que nuestras conciencias sean purificadas. Estas citas nos muestran el poder sobrenatural que Dios ha dado al bautismo, y nos sitúan en un contexto que nos permite entender los pasajes del Nuevo Testamento que hablan de la vida nueva que se recibe en el Bautismo. El Bautismo no es un mero símbolo; es un canal de la gracia redentora de Dios.
Una gran prueba transforma su alma: su madre muere mientras ella es novicia. Viendo la gran responsabilidad que recae sobre su padre, Auréa está lista a renunciar a sus aspiraciones, entonces le propone volver a Saint-Léon para quedarse en la casa y encargarse de sus hermanos y hermanas menores. Su padre, un hombre de fe, le responde: “¡Hija mía, Aquél que te ha llamado es más importante que yo!”