Bautismo Católico
La Doctrina y la Experiencia
del Bautismo
De Boca de Jesús y los Apóstoles
Verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles si te he dicho: “Debes nacer de nuevo para entrar en el Reino de los Cielos” (Juan 3) ¿Qué quiere decir Jesús? Creo que es razonable enfocar el bautismo de Jesús para entender lo que estas palabras quieren decir. En el caso de Jesús el agua de su bautismo y el Espíritu Santo actúan en concordancia con la voluntad divina claramente expresada. Dios ha provisto un sacerdote (Juan el Bautista) y la bendición divina es se oye directamente desde los cielos para dar testimonio a los que están presentes de que este hombre, Jesús, está aprobado por Dios, en paz con Dios. La segunda creación comienza y el modelo perfecto del bautismo es establecido para siempre. El sacerdote heredero de la verdadera tradición de Aarón, el agua del Jordán, el Espíritu Santo que permanece en Jesús, la aprobación del Padre y la presencia del Hijo. Todos a una en este momento crucial de la historia tenemos un maravilloso ejemplo de como ejecutar este sacramento. Esto es lo que significa “nacer de arriba”, “nacer de nuevo”. En el futuro el sacerdocio Aarónico será reemplazado por el sacerdocio apostólico. El segundo, como el primero, hereda la autoridad conferida en principio por Dios mismo (en Moisés y en Jesús, su antitipo).
Las palabras de Pedro en el Pentecostés son importantes porque es en ese momento que la Iglesia es bautizada en Espíritu Santo. Hechos 2:37-41 confirma que los apóstoles han recibido la autoridad de bautizar para perdón de pecados. Pedro afirma que el bautismo es el requisito indispensable para el perdón y la recepción del Espíritu. Por diez años la Iglesia ha recibido a sus miembros judíos bajo esa condición y en ese orden (El bautismo en esos tiempos precede a la unción en Espíritu Santo). Sin embargo, y para probarle a Pedro que la puerta está ahora abierta a los hombres y mujeres de las naciones, luego de la visión premonitoria, el Espíritu precede al bautismo en el caso de Cornelio. Esta excepción es la mano de Dios afirmando la apertura de las puertas de su Iglesia a las naciones del mundo y la extensión de los beneficios de la salvación por la cruz de Jesús aún a aquellos a cuyas manos Jesús murió. Recordemos que Cornelio es un romano de Italia y que es un centurión. No puede haber ejemplo más fuerte y claro que ése. El Espíritu y el Bautismo ahora están disponibles a todo el mundo sin excepción. El perdón de Cristo en la cruz (“perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”) se ha hecho manifiesto.
En Hechos 8:27-38 es evidente que los apóstoles y diáconos (Hechos 6:5) enseñaron que el bautismo es un requisito elemental para la salvación. ¿Cómo supo el eunuco etíope que era necesario bautizarse si Felipe no se lo explicó previamente? Como punto adicional nótese que el eunuco reconoce la interpretación de la Escritura como una interpretación autorizada, autoridad que es refrendada luego por testimonio del Espíritu Santo. No hay interpretación personal y solitaria en este caso.
En 1 Cor 7:14 la familia es consagrada por la membresía en el Reino de uno de sus miembros. Cuando los discípulos impidieron que los niños se acercaran a Jesús, en el pasaje de Lucas 18:15 se usa la palabra griega brefos que significa un recién nacido. Jesús no quiere mantener a estos más pequeños fuera de su reino y nos demuestra que su bondad inmerecida alcanza aun a los de tan temprana edad. Él mismo fue circuncidado y aceptado en Israel al octavo día de vida. El rito de la circuncisión es la entrada al pacto antiguo de la misma forma que el rito del bautismo es la entrada al pacto nuevo. Juan Calvino y Martín Lutero están de acuerdo en considerar este pasaje como la razón fundamental para bautizar infantes en la Iglesia.
La conversión de Pablo trae a la mente los elementos que antes expusimos en el asunto de la creación. Pablo está en la oscuridad, ciego, su mente en desorden con una confusión de ideas (recordar el Génesis citado antes). Al llegar Ananías a la casa, éste le dice: “Sé bautizado y lava tus pecados por medio de invocar Su nombre". Nótese que se hace la luz para Pablo al caer las escamas que cubrían sus ojos. Nótese que la fórmula es distinta a la usada en otras ocasiones (“cree en Jesucristo” etc.).
No hay nada puramente simbólico en este bautismo, es la acción del Espíritu Santo lo que primero mueve a Ananías a visitar a Pablo en la casa de la Calle Recta y es el mismo Espíritu Santo que comienza a actuar en Pablo a partir del sacramento bautismal.
Pablo, al escribir a los corintios en 1 Cor 10:1-4 hace una hermosa comparación que nos confirma dos cosas. La primera es que el bautismo es lo que nos lleva al Moisés antitípico que es Jesús. Y la segunda que la sumisión al arreglo divino por medio del bautismo nos hace participantes en la “comida sobrenatural” o “milagrosa” de la Cena del Señor. Es doctrina cristiana cierta que nadie que no haya sido bautizado puede participar del pan y del vino pues no ha puesto detrás de sí al mundo y a la carne para aceptar al Reino de Dios en el Espíritu (ver Hebreos 13:10). ¿De qué otra forma se puede entender este discurso de Pablo si no es así? Realmente no debiera sorprendernos la unicidad de la doctrina de boca de uno de sus Apóstoles, uno que el mismo Señor Jesús eligió para que fuera nuestro apóstol, ya que somos su rebaño de las naciones.
Comentando en este pasaje Matthew Henry explica: “[Los hebreos] tuvieron sacramentos como los nuestros. Fueron bautizados en la nube y el mar por Moisés y fueron hechos así herederos de la obligación a la Ley de Moisés y su Pacto. Fue para ellos un bautismo típico [del nuestro]”
Es necesario recordar que el nombre Moisés significa “Salvado de las aguas”.
En 1 Cor 6:9-11 se nota el uso sinónimo de las palabras “lavados”, “santificados” y “justificados”.
En muchas de las sectas cristianas se trata de reducir el proceso de salvación a una serie de pasos o etapas que el converso debe completar para ser salvo. En esta lectura de Pablo se nota que los elementos parecen estar en el orden incorrecto ya que algunos sostienen que la justificación viene primero, luego la santificación (identificada por algunos como una mejora moral o cambio de conducta).
Pablo trata estos términos como sinónimos en este caso pero yendo un poco más allá estos términos son puestos en el tiempo aoristo del griego lo que implica una acción ya completada en el tiempo. Es por eso que en el idioma castellano se traduce “habéis sido” para recalcar la perfección del tiempo verbal.
Pablo ha usado este término antes. La palabra apolóuo, de la raíz “lavar” precedida por “apo” que le da el sentido de “afuera” o “echar”. El tiempo es aoristo en este caso lo cual denota un solo instante del tiempo, algo ya ocurrido y completo, nunca una continuidad de acciones que puedan extenderse hasta el presente. Aquí volvemos a encontrar los elementos del agua, el Espíritu y la mención del Padre, de Jesús y del Espíritu Santo bien apunta a la fórmula bautismal ordenada por Jesús “en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”.
Pablo en la carta a los efesios: “Hay un cuerpo y un Espíritu, así como vosotros fuisteis llamados a una esperanza que pertenece a vuestra llamada, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos nosotros” El Bautismo es una incorporación el Iglesia de Cristo, su cuerpo. Es también una declaración de unión con Cristo para cumplir lo que Jesús mismo pidiera al Padre en Juan 17:20-33.
Un comentario dice: “El Bautismo es el complemento sacramental de la fe, el rito por el cual el hombre logra la unión con Cristo y manifiesta públicamente su cometido” (“The Letter to the Galatians” Brown, Fitzmyer, Murphy en “The Jerome Biblical Commentary”, publ. Por Prentice Hall, 1968).
Siguiendo a Pablo, el Credo Niceno declara: “Reconocemos el bautismo para perdón de pecados”. Algunos sin embardo declaran que el “un bautismo” del que habla Pablo no es el bautismo en agua.
El catedrático protestante Andrew T. Lincoln sin embargo declara: “El ‘un bautismo’ es el bautismo en agua, el rito público de la confesión de un Señor. El bautismo es uno porque es la iniciación y entrada en el cuerpo de Cristo que es un solo cuerpo”. (“Ephesians”, vol. 42 del Word Biblical Commentary, Word Books, 1990).
Tertuliano, en el segundo siglo escribe: “Hay para nosotros uno y solamente un bautismo de acuerdo con los Evangelios del Señor y las Cartas de los Apóstoles como suficientemente se nos dice ‘un Dios, un Bautismo y una Iglesia’. Entramos entonces una vez en la fuente: Una vez que los pecados han sido lavados no debieran repetirse jamás. Agua feliz que de una vez lava y que no se burla del pecador con vanas esperanzas” (“Ante-Nicene Fathers”, Roberts and Donaldson).
Ver y meditar en estas varias porciones de las cartas apostólicas: Col 2:11-12; Tito 3:4-7; Efe 5:26; Heb 6:1-4, 1 Ped 3:18-22.