Antiguo Testamento



Lea la biblia.

Los Profetas Menores: Salmo 150


¿Vale la pena leer la Biblia?

Incluso quienes leen con alguna frecuencia la Biblia rara vez gozan de toda su riqueza, o acaso apenas la atisban. Un ejemplo de la riqueza que existe hasta en los textos más sencillos en apariencia, es el caso del salmo 150, el último salmo. El presente artículo es apenas un abrebocas.

El salmo 150 es una escuela de oración. Comienza y termina con la palabra "Aleluya". El verso 1 dice dónde alabar a Dios, el verso 2 dice por qué, los versos 3 a 5 nos dicen cómo se alaba, y el verso 6 nos dice quién alaba. La oración de alabanza es la más difícil, dado que nuestra inclinación no es alabar sino pedir. Quien haya participado de la experiencia de los grupos de oración notará que, cuando las personas oran en voz alta, no tardan mucho en comenzar a pedir; , curiosamente, sólo con el tiempo un orante aprende a orar con alabanza, y eso que es un deber cristiano (1 Cr 16, 36).

El texto del salmo va en letra cursiva, y se comenta línea por línea. Sugiero que antes de continuar lea el texto completo en su Biblia.

1 ¡Aleluya!

Aleluya no aparece en el Nuevo Testamento, excepto en el Apocalipsis, en el capítulo 19. Es una expresión litúrgica, o sea de culto. Significa literalmente ¡Alaben a Yahvé!", en realidad, "alabad a Yah", forma abreviada de YHWH, el nombre del Señor, el cual nunca se pronunciaba por respeto (cuando se encontraban esas cuatro letras en el original hebreo, al leer se pronunciaba 'Adonay, que es una sustitución). La forma en que el original hebreo del Antiguo Testamento menciona o alude a Dios es bastante compleja, y asombrosamente rica en matices, que es muy difícil de captar a través en nuestros idiomas occidentales, mucho menos si no se lee la Biblia.

El nombre de Dios es sagrado, porque uno no puede hablar de Dios sin aludir a toda su grandeza, es decir, sin aludir su infinitud. Eso justifica la existencia del primer mandamiento: "No tomarás en vano el nombre de Yavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a aquel que toma su nombre en vano" (Ex 20, 7), por eso no se puede usar la palabra "Dios" como si fuera una palabra más. No en vano advierte Jesús: "Yo les digo que, en el día del juicio, los hombres tendrán que dar cuenta hasta de cualquier palabra difamatoria. Tus propias palabras te justificarán, y son tus palabras también las que te harán condenar." (Mt 12, 33-37) La próxima vez que digas "aleluya" o nombres a Dios, ten cuidado y pronuncia esas palabras en espíritu y verdad, como los verdaderos adoradores (Jn 4, 24).

¡Alaben a Dios en su santuario,

En hebreo, donde aquí se lee Dios, está el término 'el, que aquí quiere significar "El Todopoderoso", no como nombre, sino como referencia. El término, con la misma connotación y referido al Dios Supremo -el Altísimo, 'el 'elyown-, aparece por primera vez en la Biblia en Gn 14, 18ss, en el marco el primer sacrificio eucarístico.

El santuario de que habla es el templo, el de Jerusalén.

Como se ve, la primera indicación del salmo es que se ora en el sitio por excelencia donde se congrega la comunidad para orar: la iglesia. Pero, por lo que dice a continuación el salmo 150, es evidente que hay otro sentido más amplio, y es que, en la forma en que se alaba en el santuario, que es el lugar donde se supone que debemos hacer nuestra mejor oración, debe alabarse en todas partes.

alábenlo en el firmamento de su poder!

Hay que alabar a Dios en toda su creación. La palabra para firmamento que hay en el original hebreo también se usa en Gn 1, 6: "Dijo Dios: 'Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las otras. '" Ocurre que los hebreos se imaginaban el firmamento como una suerte de olla curva puesta al revés, con agujeros por donde entra la luz que son las estrellas. ¿Y qué está debajo del firmamento? Todo. Dice Pablo: "Todo lo que se puede conocer de Dios lo tienen ante sus ojos, pues Dios se lo manifestó. Lo que Él es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad. De modo que no tienen disculpa." (Rm 1, 19-20)

2 Alábenlo por sus hechos portentosos,

Los hechos son las realizaciones de Dios. Para el orante, significa que debe recordar lo que ha hecho Dios en su vida. Para Israel, es el recuerdo de los portentos realizados a su favor (Salmo 106, que contiene la misma expresión en el original hebreo, gbuwrah). Para el mundo, es la evocación de las maravillas de la naturaleza (Salmo 105, que también usa gbuwrah).

alábenlo por toda su grandeza!

El término para "grandeza" en el original hebreo (godel), es el mismo de la oración de intercesión de Moisés pidiendo el perdón de Dios, cuando en Kadesh Barnea el pueblo de Israel quería volver a Egipto, pero allí el término refuerza el aspecto misericordioso de Dios:

"Perdona pues el pecado de este pueblo con esa gran -godel- misericordia y esa paciencia que has tenido para con él, desde su salida de Egipto hasta el día de hoy." (Num 14, 19)

Dios es poder infinito ejercido con misericordia infinita. Este versículo enseña que no se puede alabar a Dios si no se le busca en toda su dimensión, de poder y de amor. Justamente, Deuteronomio 32, 3 puede traducirse "Voy a proclamar el nombre de Yavé: ¡alaben a nuestro Dios!" ("¡reconozcan la grandeza -godel- del Dios nuestro!" en la traducción 'Dios habla hoy').

3 ¡Alábenlo con el fragor del cuerno,

Ese cuerno es el shofar, con el cual se anunciaba el inicio de todas las fiestas religiosas. Es un cuerno de carnero, el animal usado en lugar de Isaac para el sacrificio de Abraham (Gn 22, 13). Es el mismo instrumento que sonó cuando cayeron las murallas de Jericó (Josué 6, 5), o que suena cuando David consagra a Salomón como rey (1 Re 1, 41). Cuando el Arca de la Alianza es llevada a Jerusalén, su avance es precedido por el shofar y el ruido de las trompetas (2 Sm 6, 15). En el culto del templo, es el que tocaba el sumo sacerdote y representa la voz de Dios, del Dios que viene a nosotros. En cuanto potente instrumento de viento, comparte el sentido de las trompetas, con las cuales se avisa a Dios que estamos listos para encontrarnos con El (Nm 10, 10).

Este versículo del salmo 150 significa que hay que estar atentos a la voz de Dios, dado que usualmente no le dejamos hablar y tampoco estamos atentos a su presencia en nuestra vida.

alábenlo con arpas y con cítaras,

Los instrumentos que se mencionan a partir de aquí tienen numerosas connotaciones tanto en conjunto como por separado. Una que no hay que olvidar, es que incluso cuando se alaba a Dios, hay que hacerlo en espíritu y verdad, no perdiendo de vista la grandeza de la Obra Divina, tal como advierte Isaías 5, 12:

"Hay cítaras, panderetas, arpas, flautas y vino en su banquete, pero no ven la obra de Yavé ni entienden lo que él está preparando." (ver también el salmo 15)

Para los fines del entendimiento del salmo 150, debe tenerse presente también que existe un tono cultual en todo el salmo (el cuerno, la danza, los instrumentos musicales, etc.; leer por ejemplo el episodio del traslado del arca de la alianza a Jerusalén en 1 Cr capítulos 15 y 16).

La palabra para arpa es nebel, que en la vulgata se traduce como salterio ("laudate eum in psalterio et cithara", para esta misma línea). Este es el motivo por el cual se llaman a los salmos, en realidad himnos para ser cantados en el culto a Dios, "el salterio". La palabra cítara alude a un instrumento que no podemos saber exactamente cómo era. Con ese instrumento musical (kinnowr), David cantaba (1 Sm 16, 23). En este salmo, las arpas y cítaras (arpa y cítara a veces son traducciones de la misma palabra) representan los coros angélicos, llevándonos a tener presente que la verdadera oración se hace con la corte celestial, tal como se sigue de los versos 1 a 3 del capítulo 6 de Isaías (que es la base del canto de la misa católica antes de la consagración), de modo que con una buena oración se estremece el cielo. En el Apocalipsis, capítulo 4, todo el cielo proclama a Dios "Santo, Santo, Santo" (tres veces, para indicar la máxima expresión de santidad).

4 alábenlo con danzas y tamboriles,

El tamboril es un tambor que parece una pandereta grande, todavía en uso en el oriente medio. Representa la peregrinación, ya que en las peregrinaciones no se utilizaban instrumentos de cuerda. Significa que al alabar a Dios tenemos presente que vamos en peregrinaje al cielo, pues nuestro camino en la tierra es para purificarnos (ese es el significado de la peregrinación por cuarenta años en el desierto del pueblo de Israel en Nm 14, 27-35). En cuanto a la danza, representa que se alaba con todo el cuerpo (tomado literalmente, explica el movimiento permanente que hacen los judíos actuales frente al muro de las lamentaciones en Israel cuando oran).

alábenlo con mandolinas y flautas,

Job dice "Tomé mi cítara para la lamentación y mi flauta se puso a tono con las lloronas." (Jb 30, 31, la palabra hebrea es la misma, `uwgab). En Jeremías se lee: "Mi corazón gime por Moab como una flauta; mi corazón gime por la gente de Quir-Jerés como una flauta, porque todas las riquezas que habían acumulado se han perdido." (Jr 48, 36; no es exactamente la misma flauta, dado que se usa otra palabra, chaliyl). La raíz de la palabra hebrea para "flauta" en el salmo 150 es `agab, que alude al suspiro que lanza un enamorado. Todo esto significa sintonizar nuestro amor de humanos -incluso con sus experiencias tristes- con el amor de Dios, presentándoselo a sus pies.

5 alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos triunfales!

En realidad debería decir "címbalos", unos pequeños platillos con que la comunidad intervenía en la alabanza. Alude también al uso de las palmas en la alabanza comunitaria. La palabra hebrea (tslatsal) no está en ninguna otra parte de los salmos. Este versículo representa la oración en comunidad, porque la iglesia debe ser comunidad orante. Como consta en 2 Samuel 6, 5, en la cual aparece también tslatsal:

"David y todos los israelitas bailaban delante de Yavé con todas sus fuerzas; cantaban al son de guitarras, arpas, tamboriles, címbalos y toda clase de instrumentos.

Aquí uno debe preguntarse, ¿hago parte de mi iglesia, o solamente soy un bulto que ocupa un asiento en un momento de la semana? ¿oro en unísono con mi comunidad? ¿soy comunidad? (leer Amós 5, 21-24; Mt 5, 23-24; St 1, 27).

6 ¡Alabe al Señor todo ser que respira!

El término en hebreo para la respiración de que trata este versículo es nshamah, el aliento del ser humano, o sea que todo ser humano debe alabar a Dios, porque ha recibido el aliento divino, como consta en Gn 2, 7, donde se utiliza la misma palabra en el original:

"Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló - nshamah- en sus narices un aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida."

Como nshamah también se refiere a todos los seres vivos (Gn 7, 22), entendemos entonces que la vida, toda vida, es una alabanza a Dios.

¡Aleluya!

Con esta palabra se cierra (y abre, ¿recuerdan?) este salmo. O sea que nuestra existencia debe ser un ciclo de alabanza, en toda su realidad, como el del salmo 150. Amén