Papa Julio III

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Nació Roma, Italia. Su pontificado empezó el 7 de febrero de 1550 hasta el 23 de marzo de 1555

De nombre Giammaria Ciocchi del Monte, tras estudiar jurisprudencia y teología en Perugia y Siena, sucedió a un tio suyo en el arzobispado de Siponto en 1513, cargo que desempeñará hasta que, en 1521, sea nombrado obispo de Pavía.

Rehén de las tropas de Carlos V durante el Saqueo de Roma en 1527, será nombrado cardenal presbítero por Pablo III en 1536 y será encargado por este Papa de los preparativos del Concilio de Trento, que llegará a presidir.

Elegido Papa en un cónclave al que asistieron cuarenta y ocho cardenales, adoptó en su coronación el nombre de Julio III. Carlos I de España se había opuesto inicialmente a su elección para la que proponía como candidato a Juan de Toledo; no obstante, cedió ante el acuerdo de franceses e italianos en el nombramiento del cardenal del Monte; con todo, encontró más adelante en él un fiel aliado.

Papa Julio III

El nuevo papa se encontró con la actividad conciliar interrumpida y no logró reanudarla hasta un año después; el primer día de mayo de 1551 se abrían otra vez las sesiones del concilio. Lo hacían en Trento; el emperador no hubiera admitido otra sede, y el papa, cuyo carácter no era precisamente enérgico, le temía lo suficiente como para no osar contravenir sus deseos. Los obispos y demás representantes franceses no acudieron a la cita, pues no se lo permitió su nuevo rey, Enrique II.

La precaria paz entre Francia y el eje España-Imperio estaba a punto de ruptura. Los asuntos italianos y, ligado a ellos, el papa dieron ocasión a la contienda. Julio III restauró a Octavio Farnesio, el nieto del anterior papa Pablo III y yerno de Carlos V, en el ducado de Parma, quien debía cederlo a su suegro en cumplimiento de un compromiso anterior.

Para retener el ducado no tuvo reparo el Farnesio en pedir la ayuda del rey francés, quien estuvo presto a concedérsela por rivalidad con el emperador. El papa, desairado por el duque y acosado por Francia, unió sus fuerzas a las de Carlos V. El «cristianísimo» rey francés no se debió atormentar la conciencia al confabularse con los turcos que hostigaron las costas italianas mientras él se apoderaba de Siena y llevaba la guerra al centro de Italia.

En 1552 se clausuraba súbitamente el concilio de Trento. Julio III sobrevivió hasta marzo de 1555, pero ya no tuvo coraje para reanudarlo.
Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como De corona montana (De la corona del monte), cita que hace referencia al nombre con que fue bautizado y a que en su escudo de armas figuran dos coronas.