Padre Tomás Del Valle-Reyes

Y Seguimos Descifrando Codigos




Padre Tomás Del Valle-Reyes

2 de Junio, 2006



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Cualquiera que venga a Nueva York tiene que aprender una cosa muy importante: todos los días hay un tonto que sale a la calle y todos los días hay un listo que se lo encuentra. Y este dicho neoyorquino parece que lo han aprendido en otros lugares de la nación. Uno de esos lugares lo es en la fábrica de fantasías que es Hollywood. Y parece que este año las cabezas pensantes y mercaderes cinematográficos nos quieren bombardear con claves, códigos y películas exotéricas.

Primero tuvimos el lanzamiento a bombo y platillo de un manuscrito encontrado en el desierto egipcio que contenía textos de un grupo gnóstico del siglo IV. La respetable National Geographic Society avaló tal presentación, con ruedas de prensa, películas, televisión y gran operación de mercadeo. Probablemente nunca Judas se imaginó que iba a tener un lavado de imagen como la que se le ha dado con la edición de este manuscrito. A descodificar el texto copto de Judas nos lanzó la National Geographic. Total, creo que pocas personas han tenido la paciencia de leerlo.

Luego tuvimos una novela. Cuarenta millones de un texto policiaco que hubiera pasado sin pena ni gloria a no ser por el tema que trata: los amoríos entre María Magdalena y Jesús de Nazaret. De la novela a la película todo fue cuestión de dinero.

En los próximos días vamos a asistir al estreno de otro código, el que vemos por todas las calles: el 6 6 6 y con él la película el mercadeo y el montón de dinero habitual.

La fórmula que están utilizando en la industria de hacer dinero es bien sencilla: ignorancia religiosa, junto con desconocimiento de la historia, unido a falta de respeto a las creencias de un porcentaje de creyentes,( los cuales no van a montar una guerra por atentar contra sus creencias) mezclados con un relativismo moral y un individualismo rampante, dan como resultado productos como El Evangelio de Judas, el Código Da Vinci y la reedición de Omen. Un manuscrito que nadie del gran público ha leído, una novela llevada al cine, un refrito cinematográfico de los setenta.

Para promocionar la película OMEN se ha recurrido a la conjunción de unas fechas: el día 6 del mes 6 del año 2006: 666 Y entonces vienen las cábalas, los presagios, las adivinanzas, los miedos etc. Supuestamente es el signo de la gran bestia. Mejor sería decir que es el símbolo de la gran ignorancia.

En la Biblia los números tienen tres significados distintos: cantidad, simbolismo y mensaje. Cantidad es el significado igual al nuestro. Aquí no hay lugar para la confusión. Lo que el número dice es lo que quería decir el autor Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda. El tercer sentido es el del mensaje. En las lenguas hebrea y griega las letras tienen un valor numérico. El número obtenido con la combinación de letras nos da una cifra en la cual puede haber una palabra. Ese es el caso del famoso 666. La combinación de los números representados por sus letras nos conduce al nombre de Nerón César. No hay más misterio. Cualquier cosa fuera de esto nos hace ser del número de los tontos. Tengamos cuidado de no caer en manos de los listos.