Padre Tomás Del Valle-Reyes

El Miedo A Los Emigrantes




Padre Tomás Del Valle-Reyes

28 de Abril, 2006



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Creo que fue Carlos Marx aquel que dijo aquello de que los pueblos que ignoran su historia corren el peligro de volver a repetir los mismos errores. Hoy podríamos decir que no son sólo los pueblos, sino la humanidad entera. Ante la corriente anti inmigrante que está invadiendo la aldea global que es el mundo, no cabe menos que darle la razón al pensador alemán.

Hace varios siglos, uno de los últimos dirigentes del todopoderoso y extenso Imperio Romano, como hábil estratega y hombre político se dio cuenta que las hordas de emigrantes llegados del Medio Oriente, con unos cultos y unas formas de vida distintas a las romanas, eran a pesar de su mano de obra barata, su aporte a la economía romana, y su asimilación lingüística, un peligro. Su visión del hombre, de la familia, de la vida, del Ser Supremo diferían de las practicadas y vividas por el Imperio. Y como hombre de Estado decreta que todo el mundo sin excepción debe asimilarse al Imperio y sus costumbres y religión so pena de sufrir el destierro, la expropiación de sus bienes y la muerte. Desató con ello una auténtica caza de brujas en la cual cayeron gran número de líderes y de gente común y corriente. A pesar de sus esfuerzos el Imperio sucumbió, los emigrantes se quedaron e impusieron su filosofía de vida, su religión y sus costumbres. Tomaron del Imperio lo que les convino pero siguieron siendo ellos. Con martirios y expulsiones Decio no consiguió su propósito de preservar el Imperio Romano. Al final los emigrantes se hicieron con el Imperio.

Quizás sea un poco fantasioso el pensar que puede ocurrir lo mismo hoy en día. Pero en el fondo es el mismo miedo y los mismos recelos...

El problema migratorio tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea no es económico. En este país los hispanos movemos más de 530 mil millones de dólares al año. En la ciudad de Nueva York los emigrantes de habla hispana formamos el 27 por ciento de la población y tenemos un consumo cercano a los 80 mil millones de dólares anualmente El problema más grande, más difícil, con el cual se enfrentan los pueblos que reciben a los emigrantes es el concepto de la vida, de la fe, de las costumbres de cada pueblo. El emigrante trae su mundo religioso con él, y junto a él su forma de ver y sentir la vida.

Volviendo al emigrante hispano en Estados Unidos, estamos aportando unos valores distintos. Nosotros creemos en la familia numerosa, extendida, alegre. El pueblo que nos recibe cree y vive una forma familiar distinta, casi restringida a la simple pareja. El hispano, en líneas generales, es solidario, creyente, luchador, alegre, mayoritariamente católico. El pueblo que nos recibe vive unas amalgamas y formas religiosas muy personales, muy individualistas. Ha tomado de las diversas tradiciones religiosas lo que le ha convenido. Es una Nueva Era, un New Age en la música, la religión, la visión de la vida, vida que tan sólo sirve la que es útil, la otra se desecha. Una forma de vida práctica. El emigrante le presenta un concepto de la vida y de la historia distinto. Por eso es peligroso. Por eso hay que echarlo. Se le tiene miedo.