Padre Tomás Del Valle-Reyes

Carta A La Familia De Descubriendo El Siglos XXI


Padre Tomás Del Valle-Reyes

7 de Abril, 2005

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Queridos amigos y hermanos:

Primero de nada mi saludo y mi deseo grande de alegría, paz y esperanza para todos en estos días de Pascua de Resurrección.

Les estoy enviando esta nota desde Roma. He tenido el privilegio de poder hacerme presente en la Ciudad Eterna en uno de los momentos más importantes de su historia reciente.

Todos habíamos estado pendientes en los últimos meses del precario estado de salud del Papa. Todos vivíamos un poco con el corazón estrujado. Nos costaba seguir las noticias y ver cómo se iba apagando esa gran lumbrera que ha llevado a la Iglesia y a la Humanidad ante los umbrales del Nuevo Milenio.

En cuanto supimos de la gravedad del caso, hicimos lo posible por llegar hasta aquí para ver, para vivir esta experiencia única. Y aquí estamos, aunque sea debiéndole a cada santo una vela, pero no importa, ha merecido la pena.,/p>

Hemos querido ser la voz, la visión, la presencia de toda la Familia del Descubriendo el Siglo XXI en Roma. Era, y es, un momento histórico único y no podíamos faltar.

Al colaborar con algunos medios de comunicación en ciertos momentos sentimos un algo de envidia y un mucho de nostalgia. Envidia al ver tanto equipo y tanta tecnología desplegada para hacer llegar hasta el último suspiro, el último testimonio, el último deseo de tantas personas que no tuvieron reparo en aguantar horas enteras bajo condiciones muy duras con tal de rendir el último homenaje al último testigo de la historia del siglo XX y al conductor de esperanzas y deseos de vivir.

Y a la vez sentí un poco de nostalgia. Cuánto hubiera dado por tener nuestro programa de radio en el aire para haber transmitido en directo todas las vicisitudes, los acontecimientos, los testimonios de este hecho único. Veía cómo, ya fuera con teléfonos vía satélite, o con simples tarjetas de teléfono como las que usamos para llamar a nuestros países y unos teléfonos públicos de cabina, había periodistas que comunicaban con sus oyentes. Nosotros debimos conformarnos con publicar nuestras experiencias en el periódico y en nuestra página de Internet. La pena que nos da es que muchos de nuestros oyentes no tienen acceso ni a lo uno ni a lo otro. Son nuestros hermanos privados de libertad, nuestros ancianos, nuestros enfermos. Por ellos sentí no poder haber tenido nuestro programa. Pero como decimos muchas veces, Dios sabe lo que hace.

He visitado la tumba de Juan Pablo II en las criptas vaticanas. Y allí le he pedido al Señor que nos ayude a todos nosotros, los que de una forma u otra, formamos la familia del Descubriendo el Siglo XXI, a ser como este hombre que nos ha dejado: ser testigos de la esperanza, ser testigos de la vida, ser luchadores por conseguir un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores.

Permaneceré en Roma hasta que pueda. Espero que sea hasta que tengamos un nuevo Papa en nuestra Iglesia que sepa darnos fuerzas para seguir luchando, para ser testigos del amor y de la misericordia de Dios en nuestro mundo. Mientras tanto, sigamos adelante con ilusión, amor y esperanza.

Cuento con sus oraciones. Cuenten con las mías.

Desde la Ciudad Eterna, con el cariño de siempre,

Padre Tómas