Roma: LA LEYENDA SOBRE LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD.
Según la leyenda, el príncipe troyano Eneas, tras escapar de la destrucción de su ciudad y después de andar errando largo tiempo por el Mediterráneo, acaba por desembarcar en la costa del Lacio, donde reina el rey Latino, con el que forma alianza.
Ascanio, hijo de Eneas, venido de Troya en su compañía, funda la ciudad de Alba, donde reina después de él una serie de reyes, descendientes suyos El último, Procas, deja dos hijos, Numítor y Amulio. Numítor, el mayor y heredero legítimo, es derribado por Amulio, que relega a la hija de aquél, Rea Silvia, entre las Vestales. A pesar de esta precaución, Rea Silvia, fecundada por Marte, tiene dos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio manda abandonarlos en las aguas del Tíber.
La vestal, víctima de una violación, tuvo un parto doble, y bien porque ella lo creyera así, bien porque la complicidad de un dios dignificaba su culpa, atribuyó a Marte la paternidad de su sospechosa descendencia. La sacerdotisa fue apresada y metida en una cárcel; a los niños mandó el rey que los arrojaran a la corriente del río. Una tradición cuenta que cuando el agua, poco profunda, depositó en un lugar seco el cesto flotante donde estaban expuestos los niños, una loba sedienta encaminó allí su carrera desde las montañas de alrededor, atraída por el llanto infantil, y ofreció sus ubres a los niños...
Amamantados por una loba, los gemelos sobreviven y, cuando son mayores, matan a Amulio y devuelven el poder a Numítor, que les concede, para establecer allí una ciudad, el lugar mismo en que habían sido recogidos del río, la colina del Palatino.
Así, según esta leyenda, los romanos conectaban su origen con el más prestigioso mito griego, la guerra de Troya, por lo que, en ocasiones, los poetas llaman a Roma la Nueva Troya.
Tras matar a su hermano, Rómulo se ocupa en edificar la ciudad. La leyenda dice que la fundación tuvo lugar el 21 de abril del 753 a. C.
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