Fátima:
En 1921, ante la decisión del Obispo de Leiria (la Diócesis de Fátima), Lucía
salió de su aldea de Aljustrel y fue llevada inmediatamente al convento de las
Hermanas Doroteas de Villar en Oporto. Se creyó que su presencia en Fátima
podría obstruir la imparcialidad de las investigaciones
que entonces se estaban
llevando a cabo para determinar la validez de las apariciones.
Además, Lucía, que en ese entonces tenía 14 años de edad, había sido objecto de
un casi continuo acoso e interrogatorio acerca de las apariciones, por parte de
amigos y enemigos por igual.
En
el año de 1928, Lucía se convirtió en hermana de Santa Dorotea y, posteriormente
en 1946, después de una breve visita a Fátima, entró al convento de las Hermanas
Carmelitas de Coimbra, donde aún reside bajo el nombre de Santa María Lucía del
Inmaculado Corazón.
La Madre de Dios, quien le pidió que permaneciera en el mundo para propagar la
devoción a Su Inmaculado Corazón, vino varias veces más a visitar a Su servidora,
incluyendo el 10 de diciembre de 1925 cuando, en Pontevedra, Nuestra Señora le
reveló a la joven monja postulante la promesa de los Cinco Primeros Sábados y,
también, cinco años después, en Tuy, donde, en presencia de la Santísima
Trinidad, Ella le reveló además el espíritu de esta gran devoción de expiación.
Hoy
en día, a más que 90 años de edad, la Hermana Lucía espera calmadamente la hora
en la cual la Santísima Virgen decidirá llevarla al mismo Cielo en donde la
esperan sus primos Francisco y Jacinta.