LA HISTORIA DE ROMA.
La fundación de Roma, en la forma que le concede la tradición, representa una verdad simplificada y esquematizada; a la luz de la historia, tal fundación se revela más compleja. Se efectúa en tres etapas: las primeras aldeas romanas, la liga septimontial y la Roma etrusca unificada.
Desde el siglo X a.C., el suelo romano vio constituirse una serie de aldeas, colonias latinas que pretenden hacer frente a la expansión etrusca.
Desde fines del siglo VIII se opera una transformación capital en la vida de las aldeas romanas: el paso del aislamiento a la vida federativa. Siete de las aldeas situadas en el suelo romano se agrupan en la federación del Septimontium, que se mantendrá hasta la conquista etrusca, a mediados del siglo VII a.C. Esta federación crea una organización centralizada: un rey elegido vitaliciamente, una Asamblea, un Senado y un ejército.
A mediados del siglo VII a.C. los etruscos llegan al Lacio. La conquista etrusca representa para el Lacio una inmensa y súbita aportación de civilización: el paso de la vida de tribu a la vida urbana, la sustitución gradual de la vida pastoral por la agricultura, la construcción en piedra, etc. De las humildes aldeas diseminadas sobre las colinas romanas, los reyes etruscos hicieron una ciudad en el sentido material de la palabra y crearon un Estado centralizado. Los latinos daban tradicionalmente a su río el nombre de Rumón; la ciudad creada por los etruscos será la ciudad del río, Roma.
La dominación etrusca en Roma duró un siglo y medio, hundiéndose en lo que tradicionalmente se ha denominado revolución del 509, que supuso la expulsión de los reyes etruscos y el comienzo de la época republicana.
Tras continuas luchas con los pueblos vecinos, en el año 264 toda la Italia peninsular reconoce la hegemonía romana. Una vez conseguida la unificación de la península italiana, Roma se lanza a la conquista del Mediterráneo, guerreando contra los cartagineses en el Mediterráneo occidental (Guerras Púnicas) y contra los macedonios en el Mediterráneo oriental. Con la victoria sobre estos dos enemigos Roma se convirtió en dueña del Mediterráneo.
A la muerte de Julio César (100-44 a. C.), se abrió una nueva etapa de lucha por el poder, que acabó en el 31 a. C. con la victoria de Octavio Augusto en la batalla de Accio. Con Octavio Augusto se inicia en Roma la época imperial cuyo sistema de gobierno se basa en la concentración del poder en manos del emperador.
En el año 476 d. C. desapareció el Imperio Romano de Occidente, cuando Odoacro, un jefe militar de origen germano, depuso al último emperador, un muchacho de trece años llamado Rómulo Augústulo. Por su lado, el Imperio Romano de Oriente perduró hasta 1453, fecha en que su capital, Constantinopla, fue tomada por los turcos
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