San Pablo de Tarso
Seminario del Sábado, 17 de Marzo, 2007 por Padre Tomás Del Valle-Reyes.
Pablo de Tarso, originalmente Saulo, también llamado San Pablo Apóstol, el Apóstol de los Gentiles y San Pablo de Tarso († 67), es considerado por muchos cristianos como el discípulo más importante de Jesús, a pesar de que nunca llegó a conocerlo, y, después de Jesús, la persona más importante para el cristianismo. Pablo es reconocido por muchos cristianos como un santo. Hizo mucho para introducir el cristianismo entre los gentiles y es considerado como uno de las fuentes significativas de la doctrina de la iglesia primitiva.
Nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso, en la región de Cilicia, en la costa sur del Asia Menor (la actual Turquía). La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía romana. Por lo que Pablo era ciudadano romano pese a ser hijo de judíos. Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en su adolescencia es enviado a Jerusalén, donde estudia con el famoso rabino Gamaliel. Aquí se une al grupo de los fariseos.
Tras la muerte de Jesús, hacia el año 33, comienzan a formarse grupos de seguidores de Jesús. Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de estas comunidades. En el año 36 se convirtió al cristianismo, que basados en el libro de Hechos de los Apóstoles, fue gracias a una aparición de Cristo, camino de la ciudad de Damasco. Luego de lo cual pide ser bautizado y adopta el nombre de Pablo.
Comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. Es perseguido por los judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con Pedro y con Santiago el Hermano del Señor en el año 36. Huye de Jerusalén, escapando de los judíos de habla Griega. Se lo llevan a Cesárea y es enviado a refugiarse en Tarso.
Bernabé acude a Tarso y se va con Pablo a Antioquía, donde pasaron un año evangelizando. Antioquía se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.
Un episodio clave en la biografía de Pablo de Tarso, sin el cual la historia del Cristianismo probablemente sería bien distinta, es su famosa conversión, que él llamaba en sus epístolas "vocación". Curiosamente, en las obras de arte y en la creencia popular se tiene la imagen de que Pablo se cayó de su caballo, cuando ni en las epístolas ni en los Hechos de los Apóstoles se menciona una caída de un caballo y, es más, pudiera tratarse de un anacronismo.
Según los Hechos de los Apóstoles "le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. El cayó en tierra y oyó una voz que le decía --Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: --¿Quién eres, Señor? Y él Respondió: --Yo soy Jesús, a quien Tú persigues. Pero Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer...A pesar de que había abierto los ojos, no veía nada" En sus epístolas no da detalles sobre este hecho, pero sí afirma que perseguía a los cristianos y que se le apareció Jesús "como a un aborto" (1 Corintios 15; 3-8).
Se ha sugerido que este fenómeno podría tratarse de un ataque epiléptico, pues la epilepsia puede ocasionar ceguera temporal y visiones místicas acompañadas de sentimiento de placer (epilepsia extática). También se ha comparado este relato con una experiencia cercana a la muerte, se ha dicho que podría haber sufrido un delirio como consecuencia de una insolación, etc.
En contra de la hipótesis de una experiencia cercana a la muerte, puede decirse que la luz que se ve en este tipo de experiencias no causa ceguera, aunque no puede descartarse que la ceguera de Pablo sea metafórica y no física, en cuyo caso esta teoría sería más plausible. La hipótesis de una epilepsia del lóbulo temporal derecho es defendida, entre otros, por el neurobiólogo Francisco J. Rubio. Sin embargo, de tratarse de una epilepsia sería atípica, pues, siguiendo a este científico, los que sufren este mal relatan que han conectado con Dios si son creyentes (p.e. Santa Teresa de Jesús), mientras que los budistas hablan de iluminación, es decir, que suele haber cierta predisposición. En el caso de Saulo, sin embargo, resulta atípico que manifieste haber visto a Jesús cuando se dedicaba a perseguir a sus seguidores y se pase al enemigo.
En cualquier caso, con independencia de si la visión en el camino de Damasco fue milagrosa o tiene explicación científica, el resultado es que Saulo de Tarso, que se dedicaba a "perseguir sobremanera" y "asolar" con "celo" las comunidades cristianas, según sus propias palabras (Gálatas 1; 13; Filipenses 2; 6)), se pasó al enemigo para ser el principal difusor del cristianismo arriesgando su vida, sufriendo encarcelamientos y, finalmente, morir decapitado en Roma.