Basílica San
Francisco de Asís
El citado papa Gregorio, de consejo con los cardenales y otros muchos prelados, una vez estudiados
y aprobados los milagros que el Señor había obrado por medio de San Francisco, lo inscribió en el catálogo
de los santos y mandó que se celebrara solemnemente su fiesta en el día en que aconteció su muerte.
Sucedió todo esto en la ciudad de Asís, en presencia de muchos prelados, de gran multitud de príncipes y de
varones y de innumerables fieles llegados de diversas partes del mundo, a los cuales el mismo señor papa había
invitado a concurrir a la solemnidad, el año del Señor de 1228, segundo de su pontificado.
Sobre esto, el mismo
pontífice, que en vida había amado tan cordialmente al Santo, no solamente lo honró celebrando la canonización
de manera tan suntuosa, sino que también enriqueció con regalos y preciosísimos ornamentos la iglesia
construida en su honor, y en cuyos fundamentos él mismo papa había colocado la primera piedra; pasados dos
años de la canonización, su sacrosanto cuerpo fue trasladado a ella con todo honor, desde el lugar donde
primero había sido sepultado.
Regaló a la misma iglesia una cruz de oro adornada con piedras preciosas, que
contenía un trozo del lignum crucis del Señor; también regaló manteles y vasos sagrados y muchos otros
utensilios para el servicio del altar, y abundantes ornamentos preciosos y solemnes.
Eximió a la iglesia de
cualquier otra jurisdicción inferior y la constituyó con su autoridad apostólica en cabeza y madre de toda
la Orden de los hermanos menores, como aparece en público privilegio público y bullado, en el que firmaron
también todos los cardenales". (Tres Compañeros, 72).