San Pío de Pietrelcina
Los Milagros del Padre Pío
Es muy difícil establecer una definición para la palabra "milagro". Los Milagros son considerados expresiones de lo sobrenatural. También nosotros podemos decir que un milagro es un fenómeno que ocurre distinto de las leyes naturales y obedecen a una fuerza más avanzada: ¡la voluntad de Dios!
Toda la vida del Padre Pío estaba llena de milagros, pero nosotros tenemos que prestar atención a la naturaleza del milagro que siempre es divino. De esta manera, el Padre Pío siempre convidó a las personas a darle gracias a Dios, verdadero autor de todo milagro.
****Un milagro que se ha atribuido como el primero del Padre Pío ocurrió en 1908. En ese momento él vivía en el convento de Montefusco. Un día en que él fuè al bosque a coleccionar los alazanes en una bolsa; Él quiso enviársela en Pietrelcina a su tía Daría.
Ella siempre había sido muy afectuosa con él. La mujer recibió y comió los alazanes y guardó la bolsa de recuerdo. Tía Daría días después, estaba buscando algo en un cajón dónde su marido normalmente tenía polvo. Era de noche, y ella se alumbraba con una vela, cuando de repente; el cajón se incendió. Tía Daría fuè alcanzada por el fuego. En un instante, ella agarrò la bolsa que contuvo los alazanes del padre Pío y se la puso en la cara. Inmediatamente, su dolor desapareció y ninguna herida o marca de la quemadura permanecían en su cara.
****Durante la segunda guerra mundial, en Italia, el pan se racionó. En el convento del Padre Pío había siempre muchos invitados más los pobres que siempre iban allí pidiendo comida. Un día los Frailes se encontraron con que apenas tenían dos libras aproximadamente de pan. Todos los hermanos oraron antes de sentarse a comer. El Padre Pío entró en la Iglesia, y rato después regresó con muchísimo pan en sus manos. El Superior le preguntó al Padre Pío: "¿Dónde usted ha encontrado pan?” El Padre Pío contestó: “me los dìò un peregrino en la puerta". Nadie habló, pero todos pensábamos que sólo el Padre Pío podía encontrar a ese peregrino.
Una vez en el convento del Padre Pío, un fraile se olvidó de organizar el personal para la Sagrada Comunión. Por esta razón habían solamente unas pocas personas disponibles. Pero después que terminó de confesar; el Padre Pío organizó a las personas para impartir la Sagrada Comunión; y permaneciendo en el servicio, fueron mucho más de las que anteriormente había.
****Una hija espiritual del Padre Pío estaba leyendo una carta del Padre Pío en el borde del camino. El viento se llevó la carta, hasta el declive de un prado. La carta ya estaba lejos, cuando de pronto se detuvo, debajo de una piedra. De esta manera la mujer pudo recuperar su carta. El día, en que después ella encontró al Padre Pío éste le dijo: "Usted tiene que prestar más atención al viento la próxima vez. Si yo no hubiera puesto mi pie en la carta, ésta se hubiera perdido."
La señora Cleonice, hija espiritual del Padre Pío dijo: - "Durante la segunda guerra mundial mi sobrino estaba prisionero. Nosotros no habíamos recibido noticias durante un año; y creíamos que él estaba muerto. Sus padres pensaban lo mismo. Su madre fue un día a ver al Padre Pío y se arrodillaba delante del fraile que estaba en el confesionario. "Por favor Padre, dígame si mi hijo está vivo. Yo no me marcharé, hasta que UD no me conteste". El Padre Pío simpatizó con ella y teniendo piedad de sus lágrimas le dijo: "Levántese, y quédese tranquila”. “Días después yo no resistía el dolor que los padres estaban sufriendo, por lo que yo decidí pedirle un milagro, al Padre Pío. Yo dije fielmente: "voy a escribir una carta a mi sobrino Giovannino. Solamente escribiré su nombre en el sobre, porque nosotros no sabemos donde está. Usted y su Ángel Guardián llevarán le llevarán la carta.
“El Padre Pío no contestó, yo escribí la carta, y la dejé en mi mesa de noche, para por la mañana siguiente entregarla al Padre Pío. Para mi gran sorpresa, asombro y miedo; la carta se desapareció. Inmediatamente le dì gracias al Padre Pío y él me dijo: "Dé sus gracias a Nuestra Señora". Casi quince días después nuestro sobrino contestó la carta. Entonces todos en nuestra familia estábamos contentos; y dando gracias a Dios y al Padre Pío."
****Testimonio de una madre: “Mi primera hija, nació en 1953; el Padre Pío, le salvó la vida en forma repentina y milagrosa, hacen 18 meses. En la mañana del 6 de enero de 1955 mi marido y yo estábamos en la iglesia para asistir a la Santa Misa y nuestra hija estaba en casa con su abuelo. Repentinamente aconteció un accidente, y nuestra hija se quemó con una olla de agua caliente. La quemadura era tan grande como grave; le abarcaba desde el estómago hasta la parte de atrás. El doctor recomendó hospitalizarla inmediatamente; porque podía morirse debido a su estado de suma gravedad... Por esta razón él no nos dio ninguna medicina.
Desesperada al ver moribunda a mi hija, en lo que el doctor se fuè; invoqué fuertemente al Padre Pío, que interviniera urgentemente, mientras me preparaba para llevarla al hospital, ya casi era la hora del medio día; cuando de pronto la niña que estaba sola en su cuarto me llamó “Mamà, mamà, ya no tengo ninguna herida”. ¿Y quién ha desaparecido tus heridas, pregunté asustada y con gran curiosidad? Ella contestó. “mamà el Padre Pío vino, él sanó mis heridas poniendo sus manos llagadas sobre mi quemadura”. Para asombro de todos, realmente no había ninguna seña ni marca de que hubiera alguna quemada; el cuerpo de mi hija estaba completamente sano, y pensar que unos minutos antes el medico la desahució.