? Descubriendo el Siglo XXI: Santos y Vírgenes - La Tumba de San Francisco




Tomba de Asís

La Tumba de San Francisco



En mayo de 1230 la cripta o Basílica inferior, de estilo románico, ya estaba terminada, de modo que fray Elías pudo trasladar desde la iglesia de San Jorge el sarcófago de piedra protegido por una jaula de hierro con los restos de San Francisco, para depositarlo debajo del altar mayor, con todo tipo de precauciones para evitar que los robaran.

Durante 600 años nadie pudo ver ni tocar el cuerpo del santo. Sólo en 1818, para salir al paso de leyendas y dudas y satisfacer así una curiosidad acumulada durante siglos, los frailes Conventuales del Sacro Convento, con la autorización del papa Pío VII, se pusieron a excavar debajo del altar mayor, hasta lograr abrir la sepultura del Santo, que apareció intacta, como fray Elías la dejó seis siglos antes.

Para hacerla accesible a todos los peregrinos y devotos del santo, el arquitecto asisano Antonio Brizzi proyectó una nueva cripta en torno a ella, pero se vio forzado a realizarla según el proyecto neoclásico del arquitecto pontificio.

Un estilo que desentonaba con el resto de la construcción, de modo que en 1930, al calor de las celebraciones del VII Centenario de la muerte de San Francisco (1926), se decidió sustituida por la cripta actual, algo más amplia y de estilo neorrománico, obra del arquitecto perusino Hugo Tarchi.

La celda funeraria construida por fray Elías se puede ver ahora formando parte de un grueso pilar que sostiene el altar mayor de la Basílica Inferior. Una ventana abierta en la parte delantera permite ver en su interior el sarcófago con las rejas de hierro, tal como fue depositado allí por fray Elías hace casi ocho siglos.
Dentro hay una urna metálica dorada del 1818, que contiene otra más moderna, transparente, del 1978, que ha sido la segunda y última vez que se efectuó un reconocimiento de los restos de San Francisco. En las cuatro esquinas de la tumba hay unos nichos con los restos de cuatro compañeros del Santo: fray León, fray Rufino, fray Ángel de Rieti y fray Maseo de Marignano. Otros cinco, entre ellos Bernardo de Quintavalle y fray Silvestre, están sepultados en el brazo lateral derecho de la Basílica inferior.