Oraciones del Día
Jesús inculcaba a sus discípulos que es preciso orar siempre sin desfallecer (Lc 18,1). Y San Francisco exhortaba a los suyos en la Regla bulada: «Los hermanos a quienes el Señor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas temporales deben servir» (5,1-2).
Para ayudar a mantener vivo a lo largo del día ese espíritu de oración y devoción, ofrecemos algunos textos e imágenes que rezar y contemplar, y remitimos, mediante los correspondientes enlaces, a otras páginas que tienen una finalidad similar a la nuestra.
Oración para la Mañana
Dios mío, te adoro y te amo con todo mi corazón. Te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano y haberme conservado la vida para regalarme este nuevo día. Cristo Jesús, que me has llamado a participar de tu cruz, por la enfermedad, la invalidez y las limitaciones, hoy deposito mi vida en tus manos con sus sufrimientos e incomodidades, para que las unas a tu obra redentora, como lo hizo tu Madre al pie de la Cruz.
Dígnate ofrecerla a tu Padre celestial por la santificación de los misioneros, la multiplicación de las vocaciones apostólicas, la conversión de los no creyentes y la extensión de tu Reino en el mundo entero.
Maestro Bueno: Bendíceme en este día que comienza, y haz que yo acepte con alegría los sufrimientos para mayor gloria tuya. Dame la suficiente generosidad y todo el amor necesario para sonreír en medio de la prueba, transmitiendo esperanza a los que me rodean. Y cuando la cruz sea más pesada, dame la fuerza suficiente para responder como tú: "Padre, hágase tu voluntad".
Oración para la Noche
Señor y Dios mío, te adoro y te doy gracias por este día que concluye. Tú conoces mi existencia, sabes de mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y la tristeza que ha pasado mi alma. Seguiré tus pasos, porque "tu yugo es suave y tu carga es ligera". Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que le falta a tus dolores de la cruz. Ayúdame a sufrir con alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor.
Te pido por todos los que sufren, los pobres, los abandonados, los enfermos, los que no tienen siquiera un poco de cariño, especialmente por todos aquellos que no te conocen. Te pido por todos los enfermos y ancianos misioneros del mundo, para que perseveren con fortaleza y valentía en este camino de la oración y la entrega total en beneficio de la salvación de los hombres. Señor, sé que todo, también el dolor, lo dispones para bien de los que amas. Te ofrezco el descanso y todos los momentos de esta noche y te ruego me conserves sin pecado. Te pido perdón por todas las faltas que pude haber cometido a lo largo de este día. A ti encomiendo mi alma y te entrego mi vida. Toma Señor mi cansancio y hazme reposar en tu presencia. Amén.