CUBA, OTRAS VOCES OTROS TESTIGOS
Padre Tomás Del Valle-Reyes
6 de Mayo, 2012
Columna Mayo 7, 2012
Se atribuyeal gran poeta centroamericano Rubén Darío la afirmación de que los únicos que mueren en el mismo sitio que nacen son los árboles.
Todos los demás seres acabamos nuestra existencia lejos de donde nacimos.
Y todo aquel que, por una circunstancia u otra, tiene que dejar la casa paterna, después de un determinado
tiempo lleva en el corazón y en la cabeza una familia, una casa, una patria, una iglesia, que no existe.
Y eso nos lleva a dos complejos, el de Peter Pan y el de la mujer de Lot.
Peter Pan vivió toda su vida una fantasía y
creyó ser niño para siempre. Nunca cambiaron las cosas.
La mujer de Lot se pasaba mirando hacia atrás y terminó convirtiéndose en una amarga estatua de
sal.
Y la sal en exceso no permite que nazca y crezca la vida.
Durante algo más de 50 años las noticias, las historias, las penas y las tristezas del pueblo hermano cubano
nos llegaron por dos canales. El de Peter Pan y el de la mujer de Lot.
Ahora empezamos a ver la realidad cubana desde otras visiones, desde otras experiencias.
Los viajes se han liberalizado. Las salidas y entradas de ciudadanos cubanos a la casa
paterna se han hecho más frecuentes. La visión de la realidad cubana empieza a
ser más amplia, más compleja, más rica, más complicada. Son múltiples los canales que nos
permiten conocer la realidad y la experiencia de un pueblo.
Recientemente estuvo en los Estados Unidos el cardenal arzobispo de La
Habana, S.E. Jaime Ortega y Alamino.
Fue orador invitado en el Boston College y en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard.
En esta última participó en el Forum “Church and Community: The Role of the Catholic Church in Cuba
auspiciado por el
David Rockefeller Center of Latin American Studies of Harvard University.
En su disertación el Cardenal Ortega hizo una excelente síntesis de la vida y existencia de la Iglesia Católica
en Cuba.
Desde los comienzos de la Revolución hasta prácticamente el mes pasado donde se recibió por segunda vez al
Papa en la Isla.
La Iglesia Católica Cubana en los últimos cincuenta años ha sido compañera de camino de la sociedad en la cual
vive.
Ha sabido y tenido que atravesar el desierto del desprecio, el abandono, la incomprensión, la difamación y
el olvido.
Ha sido también testigo de la esperanza y de la caridad. Se ha visto reflejada en las palabras proféticas del Vaticano II: “Las alegrías y las esperanzas, las penas y las tristezas de la Humanidad son las de los creyentes en Cristo. Y nada humano le es ajeno al creyente”
Para el Cardenal Ortega el comienzo de la Primavera de la Iglesia Cubana tiene una fecha: 1986.
En dicho año se llevó a cabo el llamado Encuentro Eclesial Cubano. Fue un Encuentro de todas las fuerzas
vivas de la Iglesia: Jerarquía, sacerdotes, religiosos/as, diáconos y pueblo creyente.
Se sentaron las bases para una reconciliación, una identidad y un largo camino no exento de complicaciones
pero lleno de esperanzas.
Juan Pablo II invitó al mundo a que se abriera a Cuba y Cuba al mundo.
Por parte de la Iglesia las puertas se han abierto para construir un mundo mejor del recibido.
La primavera está dando sus primeros frutos.
PS Si desea leer completo el discurso del Cardenal Ortega en
Harvard sigue este enlace:
Discurso del Cardenal Ortega