CAMINANDO POR LA VIEJA HABANA
Padre Tomás Del Valle-Reyes
27 de Marzo, 2012
Pictures by: Father Tomás del Valle A Cuba se puede venir
por muchas razones: visitar la familia, reconectarse
con la historia y el tiempo pasado, comprar, solearse en las playas, ver los éxitos y los
fracasos de una revolución que ya lleva algo más de medio siglo marcando la
vida de los habitantes de la Isla.
Pero lo que no se puede hacer es venir a Cuba y no visitar La Habana Vieja.
Entre sus adoquines, sus viejos muros, sus mujeres vendiendo maní, sus cantantes
callejeros, sus mojitos en La Bodeguita de en Medio, la que hiciera famosa Hemingway, sus
tiendas del estado donde se vende lo que no hay en los estantes vacíos con libretas de racionamiento
por empleados aburridos y cansados, los mercados recién abiertos donde se descuartiza un cerdo encima d
e una mesa llena de mugre y alegría de los improvisados
carniceros.
Todo es vida en la vieja ciudad La Habana Vieja es una ciudad eterna que conserva su esencia y
su alegría.
Vi alegría por la visita del Papa. Vi indiferencia por tanto
turista que la recorre, patea y pregunta muchas veces sin sentido.
Noté malicia en los ojos de sus mujeres mulatas hacia el blanquito rubio y
despistado.
Sentí el amor a sus callejuelas con nombres de mujer. No estaba ausente la tristeza en los ojos de muchos
con los que conversé.
Sus casas se están desmoronando poco a poco, pero son sus casas y no las
abandonarán por nada del mundo. Sus balcones estaban llenos de sábanas, camisas, toallas.
No para recibir al Papa, un viejo que arrastra los pies, mira a los ojos con intensidad y susurra palabras de
alegría y esperanza. Dentro unos días se irá de la Isla. Quedará su recuerdo, algunas calles asfaltadas,
fachadas repintadas, murmullos de aceptación e indiferencia. El Papa se irá. La Habana Vieja seguirá viva.
Su dulce mojito. Sus maniseros. Sus casas desconchadas y despintadas. Pero sobre todo, seguirán sus
habitantes.
Los habaneros viejos que, cigarro entre labios, esperan otro día.
Otro Papa. Otro más que venga a entusiasmarles, si es que puede “No, nos moverán”