LA MUERTE SILENCIOSA
Padre Tomás Del Valle-Reyes
6 de Noviwmbre, 2011
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“Si la muerte pisa mi
huerto,
quién certificará que he muerto
de muerte natural?” Creo fue uno de los hermanos Machado quien escribiera estos versos.
Y vienen al cuento en este mes que la tradición grecorromana y norte europea dedica al recuerdo y
presencia de la muerte. Desde el último día de octubre, con Halloween hasta la Navidad,
el final de la vida va a estar presente y vivo.
Se acortan los días, nos llenamos de tinieblas y de
tristeza. Y, aun cuando la disfrazamos de muchas
formas,
la muerte es una realidad de la vida que a
todos nos llega. Puede ser por enfermedad, accidente, error humano,
o simplemente porque llegamos al final de un proceso biológico.
Pero hay una muerte silenciosa. No hacemos ruido
cuando pisa nuestras vidas. Es cuando uno se quita la vida voluntariamente.
En ese momento el silencio lo llena todo, a pesar
de que el suicidio es la principal causa de muerte violenta en el mundo, por
encima de homicidios, guerras y accidentes de tráfico.
Cada 40 segundos
se suicida una persona en el mundo, en este mundo donde
ya somos 7,000 millones de personas.
Su frecuencia ha aumentado un 60%
en el último medio siglo, y ya son varias las instituciones de salud mental
que empiezan a señalar la actual crisis económica como la causante de un aumento en las
cifras.
Las Naciones Unidas, junto con la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea han lanzado la voz de alerta ante la muerte voluntaria que se ha convertido en un problema de salud pública de primera categoría.
La pregunta que siempre viene a la mente ante una muerte voluntaria es el por qué.
Si bien es verdad que cada persona es un mundo, sin embargo existen una serie de factores
presentes en gran parte de estas víctimas. El primero, sin duda, lo es la enfermedad mental, y dentro de esta categoría está la depresión.
Se puede hablar sin temor a error, que cerca de
un 90-95% de los suicidados entran en esta categoría. El 5% restante obedece a
factores existenciales, como son antecedentes familiares, enfermedades crónicas, conductas adictivas
(alcoholismo, drogas) aislamiento, rechazo.
El Dr. Fernando Cañas indica “Tal vez la
pregunta que deba hacerse es: ¿Y usted por qué no se suicida? Cuando conteste, entenderá por qué el suicida sí lo hace”.
Existen tantos casos como personas, pero un elemento común es la soledad y el dolor.
Según explica la psiquiatra
Carmen Tejedor, “detrás de un suicidio
siempre está el dolor. ...Nadie que es feliz se suicida. Quien se suicida siempre es una persona
con dolor físico o moral que no ve salida y se le hace insoportable la vida”
¿Quiénes llegan a esta situación límite? Las mujeres lo intentan más veces. Los hombres son más
efectivos ya que usan medios más contundentes.
El 50% de los suicidas lo ha intentado varias veces antes
de conseguirlo. Y existen dos momentos en la vida,
la adolescencia y la vejez. La primera por frustraciones e incomprensiones.
La segunda por sentirse inútiles, enfermos,
marginados. Estadísticamente, en los Estados Unidos las cifras más altas
están entre el nativo americano y los nativos de Alaska.
Las más bajas entre los afroamericanos e hispanos.
Es en silencio que vivimos estas muertes. La vergüenza nos atenaza. Quizás pudimos evitarlas y no lo hicimos.
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