ENTERRANDO MUERTOS
Padre Tomás Del Valle-Reyes
08 de Mayo, 2011
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El mundo clásico griego afirmaba que,
concluida la etapa en esta vida nuestro destino lo era la
Ciudad de los Muertos, la Necrópolis, donde se devoraba nuestra carne en una urna
llamada Sarcófago.
El mundo judío siempre consideró el cuerpo humano
como parte de la creación de Dios, parte a su vez de la tierra.
De polvo fue hecho Adán y al polvo se retorna. Una simple mortaja envuelve el cuerpo
sin vida y se deposita en contacto con la tierra. Recordando a Abrahán, se colocan piedras
sobre la sepultura.
El mundo cristiano, heredero de tradiciones greco romanas y judías, consideraba que la muerte era
un simple paso hacia otra vida.
Era un dormir para despertar en la Eternidad.
Por eso se colocaban los cuerpos vestidos en el Cementerio, palabra proveniente del
latín que significa dormitorio.
La liturgia de la Iglesia Católica recuerda”nuestra
vida no termina, se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo”…
De las tres religiones que tienen como padre a Abrahán,
el Cristianismo es el único que permite la incineración, pero siempre y cuando
se traten las cenizas con el mismo respeto que se tiene al cuerpo.
Nada de tirarlas al viento o a las aguas.
Para el creyente en la religión predicada por el Profeta Mahoma, el entierro tiene 4
partes: Lavado del cuerpo del difunto, Envoltura en
mortaja de dos piezas sin costura, Oración, Entierro.
El difunto es llevado en procesión a la tumba.
Las mujeres generalmente no van o acompañan solo una parte.
Los familiares y amigos caminan junto al cuerpo del difunto.
Al contrario de los cristianos, los musulmanes
llevan al difunto rápidamente hacia la tumba para acelerar su felicidad y, si tuviera
pecados para estar libre de ellos lo antes posible. De ahí el entierro en las primeras
24 horas.
Entre los dolientes hay uno que lleva un aspersor y rocía el cuerpo con agua perfumada.
En el caso de una persona que murió por causa
del país, se le considera como mártir, envolviendo el cuerpo con la
bandera patria y mientras se lo lleva se va recitando “el mártir
es amado de Dios”
Aún habiendo tenido pecados en el momento de su muerte, por este acto de
patriotismo, se le borran todos y recibe
mayor gloria en el paraíso.
No se averigua sobre su vida previa, ni sobre sus disposiciones ante la muerte, ni siquiera
si la aceptó voluntariamente.
La tumba es cavada en el suelo y el cuerpo es colocado con
la cabeza hacia la Meca. La persona que coloca el cuerpo en la Tumba
recita “nuestra comunidad te sepulta en el nombre
de Dios y la religión de Mahoma”. A continuación la tumba es cerrada con
ladrillos o tablillas y rellenada con
tierra.
Alejados 40 pasos de la tumba se reza la Profesión
de Fe ya que, en ese momento, dos ángeles comienzan a hacer las preguntas al
difunto para comprobar su fe.
Al tercer día visitan la
tumba los familiares y recitan versos del Corán.
A los días 7 y 14 se ofrece una comida para todos los
allegados, recitándose fragmentos del Libro Sagrado con el propósito de que
sirvan al difunto para alcanzar una bendición celestial.
Entre los musulmanes wahabitas la tumba es anónima y
el mar no es un cementerio. .