Padre Tomás Del Valle-Reyes

CUARESMA, CAMINO HACIA LA PASCUA




Padre Tomás Del Valle-Reyes

07 de Marzo, 2011



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El próximo miércoles 09 de Marzo da comienzo la Iglesia Católica, y en la mayoría de las Iglesias Reformadas, el Tiempo de Cuaresma, con la celebración del llamado Día de la Ceniza. Esta etapa del año se va a caracterizar por una serie de ritos y de costumbres marcadas por la penitencia, el silencio y la introspección interior. Es, a su vez, una de las etapas en el año que han dejado una huella más profunda en la vida religiosa del creyente.
La finalidad principal de esta etapa no es otra que preparar al seguidor de las doctrinas de Cristo a la gran fiesta de la Resurrección, a la Pascua. Esta preparación tenía en sus primeros momentos una triple finalidad: preparar a los catecúmenos, esto es, a los candidatos a recibir el bautismo, para la entrada en la Iglesia a través de la recepción del sacramento del Bautismo; la penitencia pública de todos aquellos pecadores reconocidos como tales por la comunidad y que deseaban reconciliarse y volver a la misma; y finalmente, la preparación de toda la comunidad, pecadora o no, a la celebración del Misterio de Cristo Resucitado. Denominador común de este triple itinerario interdependiente va a ser la cuarentena de días que Jesús cumple en el desierto antes de lanzarse a la vida pública, como nos narra San Mateo en su Evangelio. El simbolismo bíblico de los cuarenta días, como período de prueba y tentación, de éxodo a través del desierto, pero también de gracia y de acción divina en favor de su pueblo, han sido decisivos para configurar la fisonomía de la Cuaresma cristiana. El tiempo de Cuaresma no es anterior al siglo IV de nuestra era, y en muchos lugares se empieza a celebrar en siglos posteriores. Sin embargo, la celebración de la pascua tuvo siempre con una preparación, consistente en un ayuno de dos o tres días de duración.
En los primeros siglos del cristianismo tan sólo se celebraba la Misa en los domingos, pero se ayunaba todos los miércoles y viernes del año, excepto durante el tiempo pascual.
Esta es la razón por la cual el ayuno que precedía a la solemnidad de la Pascua, iniciado en realidad el miércoles precedente, terminó por abarcar la semana entera.
Ya en el siglo IV este ayuno se extiende a otras dos semanas más, dejando los domingos, en los cuales de adultos, esto es, el proceso de preparación al Bautismo, cuya última etapa se desarrollaba las semanas precedentes a la Pascua. También es cuando mayor impulso recibe otra importantísima institución pastoral de la Iglesia antigua: la penitencia pública de los grandes pecados, con el rito de la Reconciliación de los penitentes en la mañana del Jueves Santo. Aunque este modo de obtener el perdón de los pecados duraba varios años, lo mismo que el catecumenado, sin embargo, todos los años, al comenzar el período de preparación a la Pascua y a su término, en la mañana del Jueves Santo, se celebraban los ritos de entrada en el Orden de los Penitentes y el rito de la reconciliación respectivamente.
Entre una y otra celebración terminaron por transcurrir cuarenta días, sin duda por influjo del ayuno de Cristo en el desierto. A finales del siglo IV, en la comunidad cristiana de Roma ya se tenía así organizada la Cuaresma, participando en ella no solamente los catecúmenos y los penitentes, sino toda la Comunidad Cristiana. El rito de entrada en la Penitencia Pública es lo que ha dado origen a la celebración del Miércoles de Ceniza.
ESTRUCTURA ACTUAL DE LA CUARESMA En la actualidad el tiempo de Cuaresma dura desde el Miércoles de Ceniza hasta las primeras horas de la tarde del Jueves Santo. La llamada Misa de la Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo, pertenece ya al Triduo Pascual. Dado que en la actualidad el Miércoles de Ceniza es día laborable, podemos afirmar que la Cuaresma, en sentido práctico, comienza el Primer Domingo de Cuaresma, que este año lo es el  13 de Marzo.
La Cuaresma, por tanto, va a descansar sobre los llamados I,II, III, IV y V Domingos de Cuaresma, añadiéndoles el Domingo de Ramos o de Pasión.
El Domingo de Ramos se centra fundamentalmente en la lectura y meditación de la Pasión de Cristo, según cada uno de los evangelios llamados sinópticos.
A partir del Domingo V de Cuaresma, el llamado antiguamente Domingo de Pasión en que se ocultaban las imágenes al pueblo, se siguen manteniendo algunos aspectos que recuerdan las etapas antiguas de estas celebraciones. Dentro de la Cuaresma, no solo a nivel popular y devocional, ocupa un lugar importante el primer día, el Miércoles de Ceniza, originalmente destinado a introducir a los penitentes en la penitencia pública, entre otros ritos, mediante la imposición de la ceniza. El gesto es de origen bíblico, como señal de luto y de dolor. Cuando en el siglo IX la Penitencia Publica de los pecadores empezó a dar paso a la absolución individual de los pecados, el rito de la imposición de la Ceniza, lejos de desaparecer, fue aplicado a todos los fieles.
Hoy en día la Ceniza es contemplada no tanto como un recuerdo de que el hombre es polvo, como lo expresa el Libro del Génesis, sino como un signo de una voluntad de conversión y de renovación interior.
La Cuaresma, con todas sus penitencias y sus oraciones, no ha estado ausente del folklore y de las tradiciones populares de todos los pueblos de tradición cristiana. Uno de los lugares donde esta etapa se hace presente de forma especial es en la mesa. Menús de Cuaresma los hay en todos nuestros pueblos hispanos, ocupando ciertamente un lugar especial todos aquellos platos elaborados a base de pescado, destacando entre todos estos el bacalao.
Desde el potaje español hasta la fanesca ecuatoriana, pasando por el ceviche peruano y las habichuelas con dulce dominicanas, tenemos un amplio espectro culinario cuaresmal. La definición de Cuaresma más curiosa que he oído fue aquella que un judío me dio, en cierta ocasión, en Jerusalén: La Cuaresma es el Ramadán de los Cristianos..

Tertuliasiglo21@aol.com