OTRO CUATRO DE JULIO
Padre Tomás Del Valle-Reyes
3 de Julio, 2011
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Cuenta la Historia que
allá
por los finales del siglo XVIII los
colonos ingleses de Nueva Inglaterra estaban más que hartos
de los impuestos que debían pagar a la Corona Británica.
El colmo fue un impuesto sobre el té. Quemaron
un cargamento de dicha infusión que estaba estibado en unos barcos anclados en la bahía
de Boston. Ese fuego fue la mecha que encendió la lucha final por la independencia,
la cual se logró finalmente un 4 de julio de 1776.
235 años después celebraremos ese grito de libertad. Nos
iremos al patio de atrás de nuestra casa-los que la tengan- o al parque cercano, o a la playa
próxima.
Nos revolcaremos en la arena o en la hierba, nos hartaremos de perros
calientes embadurnados de mostaza y salsa de tomate,
grasientas hamburguesas saturadas de colesterol, cebolla y kétchup, beberemos
refrescos, cervezas, algún trago de vodka o tequila a escondidas por aquello de que hay
niños y de estar en lugares públicos.
Si estamos en Manhattan, nos acercaremos a la
orilla del río para ver los fuegos artificiales de Macy´s que siempre terminan igual,
con muchos ahh, ohhh, qué lindos..., con peste a pólvora y con empujones, gritos y lloros de
los nenes trasnochados.
¡Que viva la Independencia! Y el 5 de julio a volver a
trabajar los que tengan trabajo.
Cuando se nos haya pasado la resaca nos podríamos
preguntar qué significa realmente la independencia y la libertad.
Decimos que somos
independientes, pero para poder mover nuestra industria necesitamos del
petróleo que se extrae en países lejanos, exóticos, los cuales ni conocemos ni nos interesa conocer.
Tan solo deseamos su petróleo, y que sea barato.
Ah, pero somos
independientes.
Cuando deseamos ropa barata, equipos electrónicos y
cámaras fotográficas a precios asequibles, tenemos que comprar lo que se fabrica en
Extremo Oriente.
Lo que se elabora en nuestras factorías, en las pocas que quedan, es demasiado
caro. Nuestros trabajadores han luchado por unos legítimos
derechos que no interesan a ciertas empresas. Es más barato depender de las factorías
de fuera del país.
Pero somos independientes.
Cuando los luchadores por la libertad lograron firmar el 4 de julio de 1776
la Declaración de Independencia, pusieron bien claro que esta iba
a ser una República donde todos los hombres y mujeres del mundo iban a ser acogidos.
Los que hacen la limpieza de nuestras casas, recogen nuestras basuras y recolectan nuestras cosechas,
cuidan nuestros bebés, enfermos y ancianos, no hablan inglés ni tienen nuestras creencias ni nuestro
color de piel, ni comen como nosotros, sin los
cuales
la economía del país se paralizaría, esos no tienen cabida en el país.
Pero somos independientes.
El Boston Tea Party fue el comienzo de una nueva
realidad. Concluyó con la creación de un espacio de libertad y acogida para todos.
Los nostálgicos, que nunca faltan, han querido tomar el nombre del Tea
Party para crear una nueva
patria.
Los bostonianos tenían visión de futuro, deseaban acoger a todos y vivir en libertad.
El nuevo Tea Party desea cerrar fronteras, no ver más allá de sus narices, crear un gueto que
se llame Estados Unidos de América.
Con banderitas y canciones patrióticas, intransigencias,
rechazo al emigrante, al no cristiano, lo único que están consiguiendo es dividir al país.
Prefiero los soñadores del primer Tea Party.
Eran más audaces y acogedores .