QUE SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS
Padre Tomás Del Valle-Reyes
12 de Septiembre, 2010
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Dicen los que saben que el paso entre el mono y el hombre, fue cuando empezaron a enterrar a los muertos. A lo largo de la Historia se han desarrollado civilizaciones y culturas en las cuales la muerte y su más allá tuvieron una gran importancia. Basta simplemente recordar las enigmáticas pirámides egipcias o los extraños soldados de terracota en Xian. La vida era un paso hacia la muerte la cual nos abría hacia una nueva vida.
Así ha sido hasta los comienzos del siglo XXI de la era actual. Hace ahora 9 años vimos en vivo y en directo el intento de acabar con un modelo de vida y civilización. Se tumbaron los símbolos del poder económico, político y militar. Un montón de muertos, cuyo número exacto nunca sabremos. Unos amasijos de escombros y ruinas que tardamos varios años en retirar completamente. Unos recuerdos que pasaron de las lágrimas al odio. De la resignación a la manipulación. Del olvido a la polémica. Todos los años alrededor de estas fechas montamos un espectáculo para recordar, decir que sentimos lo que pasó y aumentar nuestra reserva de odio y de incomprensión.
Tanto las antiguas pirámides egipcias como el cementerio de los soldados de terracota eran lugares de silencio, luto y recuerdo. Al cabo de los siglos los hemos convertido en lugares turísticos, rodeados de tiendas, comedores y servicios para turistas. La zona donde se encontraban las Torres Gemelas se ha convertido igualmente en una atracción turística. Lo que ocurrió allí no importa tanto como el espectáculo. Y todos los años el ritual sigue aumentando su parte folclórica para entretenimiento de muchos. Cuanto personaje importante visita la ciudad tiene una cita obligada en la Zona Cero. Es parte de las atracciones que hay que visitar.
A los nueve años de la tragedia ya el espectáculo y la polémica salen de la Zona. Primero un gran revuelo debido al intento de levantar un Centro Islámico, con mezquita incluida, en las cercanías. Se invoca el recuerdo de los muertos y de la tragedia. La falta de sensibilidad. El insulto a las creencias y un largo etcétera. Se deja en el olvido la política de tolerancia y respeto hacia toda creencia que siempre ha habido en el país.
El número especial para este año, para el aniversario noveno, no es otro que culpar a todo el mundo musulmán de dicha tragedia y para ello, quemar públicamente el Libro Sagrado de la Fe Mahometana, el Corán. No importan los muertos. No importan las familias heridas para siempre. No importa que la vida de los que vivimos en la ciudad se nos haya cambiado para siempre. Lo que importa es el show, el demostrar que somos superiores, el mostrar igualmente una ignorancia terrible sobre lo que es el Islam.
Lo que el Pastor Evangélico de la Florida pretende insultando al Islam y al sentimien
to de millones de creyentes en todo el mundo es el sentir de un sector de la sociedad norteamericana, la cual ignora todo sobre lo que es respeto hacia otras creencias, en especial hacia el Islam. Mientras tanto, los muertos del once de septiembre nadie se va a acordar de ellos. Se quedan solos entre el polvo, las lágrimas y el recuerdo sincero de sus seres queridos.