TIEMPO DE RECICLAJE
Padre Tomás Del Valle-Reyes
21 de Febrero, 2010
Pictures by Father Tomas
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Los fenómenos atmosféricos que estamos
viviendo en los últimos años nos han hecho tomar conciencia de varias cosas.
Una de ellas que no vivimos solos en el planeta
Tierra. Miles de millones de personas comiendo,
descomiendo, respirando, viviendo, despilfarrando y contaminando
nos han llevado a la situación de cambios climáticos, culturales y religiosos.
Las voces de
alerta no se han hecho esperar, aunque muchas veces sin gran resultado. Se ha tomado conciencia de
que hay que reutilizar las cosas porque la Tierra no es un
zafacón para la basura. Y, además, no hay mucho espacio para botar tales basuras.
Hay que reutilizar los recursos que tenemos para poder llevar una mejor calidad de vida, tener un planeta
limpio, unas aguas cristalinas y, en definitiva,
vivir a plenitud la vida.
Todo lo anterior se aplica igualmente a la vida espiritual de los seres
humanos. Todas las Religiones tienen su proceso de reciclaje.
Unos lo llaman Ramadán. Otros Ion Kipur.
Los seguidores de Jesús de Nazaret en sus diversas ramas
y divisiones lo llaman Cuaresma.
Las otras tradiciones religiosas le dan diversos y nombres.
En el mundo creyente nacido en torno a Jesús de
Nazaret este proceso de reciclaje espiritual tiene una duración de 40 días. El simbolismo
de cuarenta entronca con tradiciones provenientes
de una lectura y reflexión de textos de la literatura
religiosa judía, comúnmente conocida en Occidente con el nombre de Biblia. En estos
escritos el número 40 simboliza todo un proceso completo de vida.
Dos
ejemplos: 40 días y noches duró el diluvio, 40 años la
travesía del desierto desde Egipto a las llanuras de la Tierra de Canaán.
Durante estos cuarenta días se utilizan varios medios para el reciclaje espiritual. Es básica la lectura
del Manual de Crecimiento y Apoyo. Está compuesto por 72 libros
y recibe el nombre de Biblia. Son tres
los métodos: contacto continuo con el Fabricante,
limpieza intensa y profunda de todo el cuerpo espiritual, compartir el poder y las fuerzas que tiene
ese cuerpo.
Se empieza todo el proceso quemando aquello que sirvió para gloria y
alabanza el año anterior, unas ramas secas y marchitas de
palma. Durante la cuarentena se va
transformando interiormente la persona desde la escucha, el análisis y el compartir.
Se concluye transformándose en luz que ilumina la vida del creyente y de los que le acompañan.
Se pasa, a través del agua, a vivir una nueva existencia. Se ha reciclado la vida y se comienza a vivir
de nuevo.
Quizás pueda parecer cínica la presentación
hecha. En palabras que todos conocemos no es otra cosa que la
Cuaresma, el tiempo de la conversión y la reconciliación en que nos acercamos a Dios desde la escucha de la
Palabra, la Oración el Ayuno y la Limosna. Lo comenzamos
con la imposición de la ceniza, obtenida ésta de
la quema de los ramos utilizados el Domingo de Palmas del año
anterior. Seguimos con una serie de prácticas de oración, reflexión y sacrificio
que nos llevan a interiorizar y a escuchar dentro de nosotros las preguntas que todo ser humano
se ha hecho a lo largo de la Historia: Qué soy,
Dónde estoy, Hacia dónde voy.
Tenemos 40 días
para responder.
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