Padre Tomás Del Valle-Reyes

SEMANA SANTA, SEMANA GRANDE




Padre Tomás Del Valle-Reyes

16 de Marzo, 2008



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El domingo 16 de marzo dio comienzo para la Iglesia Católica de rito latino, y para la mayoría de las Iglesias Reformadas, la llamada Semana Santa.

Esta semana está centrada en cuatro días: Domingo de Ramos, Jueves, Viernes y Sábado Santo. Domingo de Ramos.

El primer testimonio escrito que poseemos de la celebración de la entrada de Cristo en la ciudad de Jerusalén, es la crónica elaborada por Egeria, una peregrina hispana del siglo IV, la cual afirma que en tal día , la comunidad cristiana de la ciudad, presidida por su pastor, se dispone a recorrer una serie de iglesias y lugares de oración llamados estaciones.

Va a ser a partir del siglo VII que empiezan a utilizarse ramos de olivo y de palma para acompañar esta procesión. A lo largo de la Edad Media se van añadiendo elementos folklóricos, como es el uso del burro con una imagen de Cristo encima, costumbre que se inicia en Alemania a partir del siglo X. Es en Francia, a comienzos del siglo XI, que se añade a la procesión el llevar a Cristo en forma eucarística. Según fue pasando el tiempo, fue enraizándose esta fiesta en el pueblo. Todo creyente va a llevar a su casa un ramo bendecido en este día, porque sabe que, a través del mismo, él va a recibir las bendiciones del cielo y, a su vez, le va a servir como defensa contra los males espirituales.

Jueves Santo

El jueves santo al anochecer se reúne la Comunidad para celebrar la llamada "Cena del Señor", momento en que se conmemora la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio Cristiano. Los primeros recuerdos históricos, fuera de los evangelios canónicos, de esta celebración lo ubican a finales del siglo IV y comienzos del V, cuando la fe cristiana empieza a ser primero tolerada y, después, legalizada en el Imperio Romano.

Viernes Santo

La Iglesia no considera este día como de llanto y de luto, sino como día de contemplación del sacrificio sangriento de Jesús. La ceremonia de este día consta de tres partes: 1) Escucha de la Palabra, 2) Adoración de la Cruz y 3) Recepción de la comunión. En la escucha de la palabra ocupa un lugar destacado la lectura de la Pasión de Cristo según el testimonio de Juan.

Este es, sin lugar a dudas, el día sagrado más enraizado en la cultura y en la mentalidad hispana. En el folklore de nuestros pueblos tenemos abundancia de testimonios y ejemplos.

Desde las saetas andaluzas, lamentos moriscos a la muerte y al dolor, pasando por las procesiones y los ayunos, sin olvidar las crucifixiones en vivo llevadas a cabo en ciertos lugares de Filipinas. Es día de oración y meditación.

Sábado Santo.

El sábado Santo fue, desde el siglo II, día alitúrgico, dedicado fundamentalmente al ayuno, como preparación al gran acontecimiento de la Resurrección. Todos son recuerdos y añoranzas. Este día sin misa y sin adornos en la Iglesia nos llevan a la celebración de la Vigilia Pascual.

Vigilia Pascual.

Con esta celebración estamos asistiendo a la vivencia de la fiesta más importante del calendario cristiano, la que marca todas las demás. Es la primera fiesta que celebraron los cristianos. Esta celebración va a constar de cuatro partes: 1) El Lucernario o Rito del Fuego, en que recordamos a Cristo como la Luz del Mundo. 2) La Liturgia de la Palabra, en la cual, a través de una serie de lecturas tanto de la Biblia Judía como de la Biblia Cristiana , vamos viendo las diversas etapas de la historia de la humanidad y de la respuesta de Dios a los interrogantes planteados, culminando con la resurrección de Cristo. 3) Liturgia Bautismal, como consecuencia de esa Resurrección y de esos interrogantes planteados por la Palabra de Dios . 4) Y como consecuencia de todo lo anterior, se renueva el sacrificio eucarístico.

Con estas celebraciones culmina la Semana Santa, la Semana Mayor de la fe cristiana. A lo largo de estos días tenemos una serie de procesiones, retiros, gestos, que indican cuán enraizados están en nuestra cultura y en nuestra alma hispana estas celebraciones. El hispano ha logrado superar el espíritu de la Ilustración y no teme expresar a los cuatro vientos lo que cree y lo que da sentido a su fe. No vive una fe de uso personal, de uso interno. Trata de vivirla en armonía con todos, en comunicación con todos. Al fin y al cabo, la Pascua es la fiesta de la vida.