Padre Tomás Del Valle-Reyes

CONSEJOS PARA SER BUEN CIUDADANO




Padre Tomás Del Valle-Reyes

16 de Septiembre, 2007




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El 11 de septiembre nos acaba de traer la memoria de uno de los ataques terroristas más terribles de los que se tiene constancia en la historia reciente de occidente. Si tuviéramos una perspectiva histórica más completa, veríamos que en la historia del continente americano hemos tenido muchas otras masacres con las que hemos empapado de sangre la tierra. Pero esas no cuentan.

La masacre de septiembre 11 ha provocado una búsqueda desenfrenada de todo aquel que no piense como el ciudadano americano promedio. De todo aquel que no consuma los mismos productos. De todo aquel que tenga otro color de piel. De todo aquel que no celebre ciertas fiestas, no hable inglés, no ponga banderas estrelladas y listadas en sus ventanas.

Y se está dando el caso de que, en un país de inmigración, son los emigrantes los que pagan las consecuencias. Esto está provocando que muchos emigrantes legales traten de hacerse ciudadanos, hecho que merece todo el respeto y despierta el apetito de inescrupulosos, ya sean políticos, abogados o aventureros.

Pero hay ciertas cosas que no se aprenden en tantos cursos como se ofrecen para obtener la ciudadanía. Simplemente cito algunas de ellas.

En primer lugar trate de comprarse un arma de fuego. Estudios recientes muestran que nueve de cada diez ciudadanos en este país posee una. La población mundial está en posesión de 670 millones de armas de fuego. En Estados Unidos solamente hay 270 millones de armas en circulación. Cada año se fabrican ocho millones de armas en el mundo. Cuatro millones y medio se venden en Estados Unidos.

En segundo lugar asegúrese que ha visto todas las películas de la serie La Guerra de las Galaxias, Rambo, Ocean Eleven, Die Hard y un largo etcétera donde se nos muestra el manejo de esas armas y sus efectos.

En tercer lugar no se olvide que cuando vaya a comprar un teléfono portátil, lo que va a adquirir es un instrumento con el cual puede escuchar música, sacar fotos, enviar correos electrónicos, guardar mensajes y, de vez en cuando, hacer llamadas telefónicas. Más de una hora me costó convencer al empleado de una tienda cuando fui a comprar un teléfono y le dije que quería un teléfono para hablar por teléfono. Me miraba como si fuera un marciano.

En cuarto lugar asegúrese de haber leído todos los libros de la serie de Harry Potter, el niño prodigio que entra en el mundo mágico y nos hace vivir unas fantasías e irrealidades como si fuéramos unos estúpidos. Quizás no haríamos una cola ante una librería para comprar una biblia, un libro de reflexión, una obra de los grandes maestros de la literatura y el pensamiento. Pero para el libro del niño de gafas de miope y cara de subnormal sí tenemos tiempo.

En quinto lugar no se olvide de la comida rápida, la que nos convierte en enfermos crónicos. Este es el único país donde los pobres están enfermos de obesidad y los niños, a partir de los once años, ya presentan enfermedades de adultos como la diabetes, alta presión y asma. Ni se olvide tampoco de comprarse unos calzoncillos con el nombre de la marca bien claro. Con los pantalones medio arrastrando y anunciando la marca de calzoncillos que usamos, pareceremos mejores ciudadanos. Es el American Way of Life.