Padre Tomás Del Valle-Reyes

Money, Money, Money




Padre Tomás Del Valle-Reyes

1 de Marzo, 2007



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Recuerdo una película titulada New York. En una magistral secuencia un actor salía cantando MONEY MONEY MONEY como reflejo de la vida neoyorkina. Y eso es lo que viene a la mente al ver el circo que se ha presentado y preparado hace unos días en, uno de los cementerios de la cultura neoyorquina, la Biblioteca Pública. (Toda biblioteca no es otra cosa que eso, un cementerio del saber) Y allí, con toda la tecnología y parafernalia cinematográfica se presentaron un reconocido director de cine, un oscuro productor de videos y unos intelectuales para anunciar que han elaborado un video sobre unos sarcófagos encontrados en un barrio de Jerusalén hace 27 años. Algunos contenían restos humanos. Otros pocos estaban identificados. Los más eran simples cajas de piedra más o menos elaboradas. Total, en Jerusalén en cuanto se rasca un poco la tierra salen restos arqueológicos de todas las épocas. Una ciudad que ha sido destruida 16 veces y reconstruida 17 en los últimos 3 mil años, es el Dorado de todo arqueólogo.

Lo que ha dejado anonadados a todos en esta aldea global que se ha convertido el mundo han sido las conclusiones a las que han llegado el exitoso director de cine y el oscuro productor de videos. Ambos confiesan que no son arqueólogos, que no son historiadores, que no son teólogos. Simplemente periodistas de investigación. Y las conclusiones que afirman han llegado es que esos de sarcófagos guardan los restos de María Magdalena, de Jesús de Nazareth, de Santiago el hijo de José y hermano de Jesús y, sobre todo, la gran novedad, de Judas, el posible hijo nacido de la relación de Jesús y María Magdalena. Bien, una afirmación de esa categoría es realmente impactante. Pero ¿en qué se fundamentan estos señores para tales afirmaciones? Dicen que tales nombres aparecen en los sarcófagos. Si realmente fueran historiadores, arqueólogos, lingüistas, teólogos o expertos en estudios bíblicos sabrían que esos nombres son tan comunes en la zona y en la época como en nuestros días los Juniors, Josés, Marías o Martas. Si realmente conocieran el mundo judío del primer siglo sabrían que la familia de Jesús era de Galilea, y que a la hora de la muerte, enterraban en su zona natal. ¿Qué hacían unos muertos galileos enterrados en Jerusalén? El negocio de las funerarias y traslado de cadáveres estaba por inventarse. Afirman que han realizado pruebas de ADN a los restos humanos encontrados. Llegaron a la conclusión de que pertenecen a dos personas distintas. Y una de ellas es Jesús de Nazareth. ¿Con quién contrastaron esas pruebas? ¿Acaso quedan plumas de la paloma del Espíritu Santo, autor de la paternidad de Jesús? O acaso en una de las tumbas iba adherido el certificado de matrimonio? ¿ O quedaba alguna botella de vino de las que sobraron en las bodas de Caná?. Podríamos seguir citando cosas y hechos, que aunque jocosos, en el fondo nos denotan una gran falta de respeto e insulto a historiadores, arqueólogos, lingüistas y estudiosos bíblicos al igual que a periodistas serios y comprometidos con la verdad. Pero sobre todo a la gran cantidad de creyentes en Jesús de Nazareth. No estamos cerrados a la idea de que efectivamente tanto Jesús como la Magdalena pudieran haber contraído matrimonio. Es muy remota y dudosa tal posibilidad. En el fondo lo que se pretende es desprestigiar a Jesús para no aceptar su mensaje, uno de justicia y respeto. Queremos sustituirlo por otro: DINERO DINERO DINERO