Padre Tomás Del Valle-Reyes

No Hay Paz Sin Respeto A La Vida




Padre Tomás Del Valle-Reyes

21 de Enero, 2007



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Hace cerca de cuarenta años el Papa Pablo VI estableció que el día primero de año se dedicara a reflexionar sobre la Paz. Para ello enviaba un mensaje especial el cual marcaba las pautas para la reflexión en torno a la Paz. Tanto Juan Pablo II como el actual Benedicto XVI han continuado esta costumbre.

El extenso mensaje de este año, consta de 3,738 palabras con notas incluidas, lleva por título LA PERSONA HUMANA, CORAZON DE LA PAZ.

El mensaje está escrito «pensando precisamente en los niños, especialmente en los que tienen su futuro comprometido por la explotación y la maldad de adultos sin escrúpulos. Todo se resume en que «el deber de respetar la dignidad de cada ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados», escribe el Papa.

Ese llamamiento contrasta con la realidad del aborto, y cobra una particular actualidad en medio de las presiones que los legisladores están sufriendo por parte de algunas industrias biomédicas o farmacéuticas, que, con promesas de ganancias económicas y de curaciones milagrosas, exigen plena libertad para eliminar a personas humanas en su fase embrionaria. Por este motivo, el mensaje denuncia el estrago de esta mentalidad en la persona humana: «Además de las víctimas de los conflictos armados, del terrorismo y de diversas formas de violencia, hay muertes silenciosas, provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación sobre los embriones y la eutanasia».

«El respeto del derecho a la vida en todas sus fases establece un punto firme de importancia decisiva: la vida es un don que el sujeto no tiene a su entera disposición», subraya el Papa. «¿Cómo no ver en todo esto un atentado a la paz?», se pregunta. Y añade: «El aborto y la experimentación con embriones son una negación directa de la actitud de acogida del otro, indispensable para establecer relaciones de paz duraderas».

Benedicto XVI utiliza igualmente en su mensaje el término Ecología de la Paz, que explica de este modo: «La tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado». Por este motivo, «además de la ecología de la naturaleza, hay una ecología que podemos llamar humana, y que a su vez requiere una ecología social». Según el Papa, «la Humanidad, si tiene verdadero interés por la paz», debe tener siempre presente la interrelación entre ambas.

Benedicto XVI asocia en este mensaje la vida humana con la vida de la naturaleza. Atentar contra la vida en sus fases más elementales así como acabar con el ecosistema nos está llevando a unas situaciones de consecuencias catastróficas sin precedentes. La Paz no es tan solo el momento entre dos guerras, sino el resultado final del amor y la justicia, especialmente para con los más débiles, los niños y la naturaleza.

Si quieres paz prepárate para la guerra, afirmaban los romanos. Benedicto prefiere recordarnos, si quieres paz, respeta la vida.