Yo Soy Boricua, Pa Que Tú Lo Sepas:
La Pata Que Le Faltó A La Mesa
Padre Tomás Del Valle-Reyes
25 de Junio, 2006
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El lunes 12 de junio se presentó en televisión el magnífico reportaje “Yo soy boricua, pa que tú lo sepas” Los noventa minutos que dura la película pasan sin darse cuenta. Como guineo en boca de vieja, que dirían en Borinquen. Fue emocionante el ver ciertas fotos, escuchar determinadas canciones. Ver a Don Ricardo Alegría, mi viejo profesor y amigo, por quien no pasan los años. La isla con sus calles, sus playas, sus pueblos.
Pero, siempre hay un pero, se echa de menos algo importante y que ha servido para que el puertorriqueño, a lo largo de su historia y de su experiencia, haya podido mantener su identidad. Me estoy refiriendo a que no hay ninguna alusión, ni para bien ni para mal, del papel jugado por la religión en la formación de la identidad puertorriqueña y de su lucha tanto en la isla como en los Estados Unidos.
No se hizo mención alguna de los Hermanos Cheos, esa institución probablemente única en la historia del catolicismo, que ante la ausencia de sus líderes religiosos, se organizan para que el pueblo puertorriqueño no pierda su identidad católica ni su idioma español.
No se hizo mención a la llegada de las Iglesias Protestantes a la Isla. Uno de los puntos en la agenda americana al llegar en el 98 a la Isla fue precisamente el de llevar estas Iglesias a la Isla.. Pronto establecen instituciones muy ilustres y dignas de todo respeto como son el Hospital Presbiteriano, en la zona del Condado, o la Universidad Interamericana de Puerto Rico en San Germán.
No se hizo mención, cuando se habló de la esterilización de las mujeres puertorriqueñas, al igual que de la píldora anticonceptiva, de la feroz lucha sostenida por la Iglesia Católica contra las políticas antinatalistas del gobierno. Hasta un partido político se llegó a formar, el famoso PAC, el cual aunque fue un fracaso político sin embargo nutrió de líderes y adeptos el Partido Nuevo Progesista.
No se hizo mención al papel desempeñado por las diversas Iglesias en Puerto Rico para sacar a la Marina de Vieques. Los líderes religiosos fueron decisivos en las últimas etapas del proceso.
No se hizo mención del papel jugado por Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York. Ni del papel desempeñado por el Cardenal Spellman, probablemente el único arzobispo de Nueva York que realmente entendió a la comunidad puertorriqueña y luchó sinceramente por su bienestar. El padre Fitzpatrick, sociólogo, o el padre Gigante, quienes a través de su obra social y su dedicación a la comunidad puertorriqueña han sido un ejemplo no superado todavía.
No se hizo mención a la gran cantidad de Iglesias Evangélicas y Pentecostales, las cuales han sido el refugio de muchos boricuas y el semillero de líderes políticos en la comunidad. El Reverendo Rubén Díaz puede ser citado como ejemplo de tantos pastores que abnegadamente han servido a la comunidad boricua y se han envuelto en la militancia política.
Lo que sí se hizo fue un magnífico trabajo del cual todos pueden sentirse muy orgullosos. Y no cabe otra cosa que desear que este esfuerzo colectivo sea difundido. Podríamos decir: “Boricua, divulga lo tuyo”.